miércoles, 23 de febrero de 2011

La maravilla de la sincronía

Siempre he pensado que exageramos al culpar de todos nuestros problemas de tráfico a la falta de infraestructura. A veces, son pequeñas fallas las que causan mayores estragos en nuestras vías. Los semáforos mal sincronizados en el centro histórico del DF, crearon un caos vial que afectó eje central, y todas las calles paralelas y perpendiculares a la misma. El arroyo vehicular no fluye y se convierte en lago. Cuando el semáforo por fin se pone en verde uno avanza...para quedarse varado en la siguiente cuadra, cuyo semáforo está en rojo. Y así sucesivamente por al menos cinco cuadras. En realidad no había mucho tráfico, pero que los semáforos no estuvieran bien sincronizados hizo el desplazamiento lento, torpe y desesperante. Estos detalles, minucias en realidad, cuya solución no requiere más que un monitoreo constante por parte de las autoridades, pueden ser la diferencia entre el tráfico denso y el que fluye, y para los que venimos en él, la diferencia entre llegar a nuestros destinos bien y de buenas o mal y de malas

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